El 6 de octubre de 2010, a las 20:45 horas, en Málaga, un grupo de apasionados de la selección española de fútbol se reunió con una idea clara: crear una peña que representara el sentimiento auténtico y popular por La Roja. Así nació la Peña Selección Española de Fútbol Locos por España, embrión de lo que hoy conocemos como Furia Española.
Aquel día se celebró la Asamblea Fundacional en la que se aprobaron los estatutos fundacionales y se eligió la Junta Gestora encargada de poner en marcha el proyecto. La sesión, que concluyó a las 21:15, fue breve pero decisiva: se sembró la semilla de un movimiento que hoy busca transformar la grada de la selección en un espacio de verdadero fervor nacional.
Entre los firmantes de aquella acta destacan personas que no solo compartían su amor por la selección, sino también una clara intención de darle a los partidos un color y un sonido distinto. Querían una grada viva, enérgica, que no se limitara a mirar, sino que fuera parte activa del espectáculo.
La Junta Gestora inicial estuvo presidida por Antonio Pérez Parrado, acompañado por Juan José Cuenca Martín como vicepresidente, Manuel Devolx Solano como secretario y Mª de los Reyes Blancas Maestre como tesorera. A ellos se sumaron vocales como Moisés Bravo, José Carlos Bustamante, José Manuel Pujalte, Luis Márquez, Chain Nassar Kindjari y José Antonio Gutiérrez, entre otros.
Ya en su nacimiento, Locos por España mostró el carácter que más tarde definiría a Furia Española: un grupo diverso, apasionado y con visión nacional. Málaga fue el punto de partida, pero la intención siempre fue representar a aficionados de toda España, llevando banderas, cánticos y una identidad propia a cada estadio.
Este grupo entendió desde el primer momento que la afición no es solo acompañar: es animar, es vivir, es hacer sentir al jugador que no está solo. Por eso, desde sus orígenes, el proyecto se concibió con estructura formal, con estatutos claros, y con el objetivo de consolidarse como una asociación con voz propia dentro del entorno de la selección española.
Hoy, más de una década después, la llama de aquella fundación sigue ardiendo, ahora bajo el nombre de Furia Española. Pero el espíritu no ha cambiado: el grupo sigue luchando por una grada animada, por que las entradas lleguen a los verdaderos aficionados, y por devolverle a la selección un acompañamiento digno de su historia.
En tiempos donde el fútbol corre el riesgo de ser dominado por el negocio, las reventas y el postureo, este movimiento recuerda que el alma del fútbol sigue estando en quienes lo viven de verdad. Aquellos que, como en 2010, se reunieron para decir bien alto: "Locos por España... y orgullosos de estarlo."