El 12 de mayo de 2011 marcó un hito para la afición organizada de la selección española de fútbol. Aquel día, el Ministerio del Interior, a través de la Secretaría General Técnica del Registro Nacional de Asociaciones, emitió la resolución que inscribía oficialmente a la Peña Selección Española de Fútbol “Locos por España”, dando forma jurídica a un sueño colectivo que había comenzado meses antes en Málaga.

Esta resolución no fue solo un trámite burocrático: fue el reconocimiento del Estado a un movimiento social, popular y auténticamente patriótico nacido para apoyar a la selección desde las gradas, con pasión, unidad y compromiso.

En el documento, el Ministerio confirma que los fines de la asociación están definidos por sus estatutos, y que su ámbito territorial de actuación comprende todo el territorio del Estado español. Así, desde sus inicios, la peña no se limitó al ámbito local, sino que nació con una clara proyección nacional, uniendo a aficionados de diferentes puntos del país bajo una sola bandera: la de España.

La resolución se apoya en la Ley Orgánica 1/2002, de 22 de marzo, reguladora del Derecho de Asociación, así como en otras normativas como el Real Decreto 1497/2003 y la Ley 30/1992, que garantizan el cumplimiento de los requisitos legales necesarios para la creación y funcionamiento de asociaciones en España.

Tras examinar los estatutos y el resto de la documentación presentada, la Secretaría Técnica concluye que no existen obstáculos legales ni constitucionales para su inscripción. De este modo, se otorga la condición de asociación legalmente constituida, y se procede a su incorporación en el Registro Nacional con el número 597571.

La oficialización como asociación fue un paso imprescindible para organizar desplazamientos, solicitar entradas, representar legalmente a los socios y participar en actividades públicas con plena validez. Pero más allá de lo jurídico, fue un impulso emocional para quienes habían creído en el proyecto desde el principio: ahora su voz, su bandera y su estilo de animación tenían respaldo institucional.

Aunque hoy el nombre haya evolucionado a Furia Española, la esencia sigue intacta. Lo que comenzó como un grupo de “locos” por España, se ha convertido en un movimiento que reivindica una grada de animación activa, coordinada y protagonizada por los verdaderos aficionados. Aquel reconocimiento de 2011 sigue vigente hoy como base jurídica y simbólica del proyecto.

En tiempos donde lo institucional y lo popular a menudo van por caminos separados, esta resolución representa la unión de la voluntad ciudadana con el reconocimiento del Estado. Furia Española no solo canta por España, sino que lo hace con legitimidad, con historia y con orgullo.